miércoles, 12 de mayo de 2010

Entrevista a Guillermo Fariñas

Fariñas: 'Si muero mañana, mi último deseo seguirá siendo la reconciliación de los cubanos'


Guillermo Fariñas, en una foto del 5 de septiembre de  2007. (REUTERS)

Guillermo Fariñas, en una foto del 5 de septiembre de 2007. (REUTERS)

Tras más de setenta días de huelga de hambre y de sed, el mundo entero vive la agonía del opositor cubano Guillermo Fariñas como propia. Desde una cama del hospital provincial de Santa Clara, en el centro de la isla, Fariñas atendió vía telefónica nuestras preguntas, luego de una semana con fiebres altas, además de una gran debilidad que se ha ido acrecentado con los días. Su diagnóstico es de gravedad. Clara Pérez Gómez, esposa de Fariñas, nos informó que el periodista independiente padece también de dolencias en todo el cuerpo, desde que inició su ayuno el pasado 24 de febrero para condenar la muerte del preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo y exigir la liberación de 26 prisioneros políticos que se encuentran enfermos en las cárceles cubanas.

La comunidad internacional conoce los campos de concentración nazis y el Gulag soviético, pero apenas se ha sensibilizado con el tenebroso sistema carcelario cubano, que ha mantenido y mantiene encarcelados a cientos de ciudadanos en condiciones infrahumanas. Más de once años estuvo Fariñas en esta rutina enloquecedora, orientada a destruir su persona y privarlo de la más elemental esperanza, pero que en su caso nunca consiguió su objetivo. Hijo de una familia comprometida con la revolución (su padre llegó a combatir junto al Che Guevara en la crisis del Congo de 1965), este periodista y psicólogo de 48 años ha protagonizado 23 huelgas de hambre contra el castrismo, convirtiéndose en uno de los símbolos de la resistencia de su pueblo.

Pero lo extraordinario de lo ocurrido con Fariñas durante todo este tiempo no es que no perdiera la razón, ni sus ideales políticos, ni siquiera la voluntad de vivir, por contradictorio que parezca. Es que, como su oposición a la dictadura tiene una razón más moral y cívica que ideológica, en vez de impregnarse de odio y de rencor, ha elegido de forma pacífica el sacrificio de su vida para alcanzar la libertad de otros. Instado por amigos y familiares para que abandone su huelga (también por líderes de la disidencia), Fariñas persiste en su martirio. Y lo hace con insobornable independencia, sin pretender avocar a su pueblo al suicidio colectivo.

En 2007, Reporteros sin Fronteras concedió a Fariñas el premio Ciberlibertad por "reclamar el libre acceso de todos los cubanos a Internet". Ese mismo año, la ciudad de Weimar, en Alemania, le concedió el Premio de Derechos Humanos a este demócrata valiente que se ha ganado la admiración y el respeto de todos.

Tiene mucho mérito hacer una huelga de hambre como la suya contra una dictadura que se niega liberar los presos enfermos...

Es importante que el mundo comprenda el nivel de crueldad y la falta de humanismo de los hermanos Castro. Si mi huelga ha servido para poner en evidencia, una vez más, la esencia fascista y asesina del castrismo, entonces ha valido la pena.

¿Ha recibido alguna respuesta a sus reivindicaciones?

No he recibido respuesta alguna, salvo el discurso pronunciado por Raúl Castro el 4 de abril en la clausura del congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, cuando dijo abiertamente que me iba a dejar morir.

Su imagen indefensa ha recorrido el mundo. Sin embargo, más que lástima, su actitud infunde respeto y admiración. ¿Eso le enorgullece?

Lo que logramos es demostrarle, a quienes piensan que a través de la fuerza pueden doblegar al pueblo, es que las personas pueden decidir inmolarse en defensa de sus ideales para deshonra de sus torturadores.

¿Qué figuras le han servido de inspiración para su lucha?

Sobre todo Mahatma Gandhi, pero también Pedro Luis Boitel, Ricardo Bofill, Elizardo Sánchez Santa Cruz y Héctor Palacios, entre otros. Ellos me enseñaron que la fuerza está en la no violencia, en no agredir al adversario, sino en enviarle mensajes de concordia y amor aunque te estén asesinando.

Barack Obama es el primer presidente negro de Estados Unidos. ¿Ha soñado que podría haber alguna vez un jefe de gobierno negro en Cuba?

Con el tiempo, sí. Pero mientras estén los hermanos Castro en el poder eso es imposible, ya que ellos ven las mejoras económicas de los negros y de los más pobres como un tributo y como un agradecimiento eterno que les debemos. Las tres veces que he estado preso me han pateado primero por ser contrarrevolucionario y después por ser negro. Si Carlos Manuel de Céspedes, tras darle la libertad a sus esclavos en 1868, los hubiese chantajeado para que siguieran en la lucha que él decidió empezar, no sería considerado hoy el Padre de la Patria.

¿Qué le pediría a la comunidad internacional, a la vista de los acontecimientos?

Que visiten nuestra isla y se interesen de verdad sobre la situación de los derechos humanos en Cuba. Me llama la atención que algunas personas a estas alturas, de izquierdas o de derechas, cercanas a Fidel Castro o no, sean capaces de asegurar que en este país no se violan las libertades fundamentales. Yo les pregunto desde la cama de este hospital: ¿alguna vez han estado presos en este país?, ¿han tenido que comerse la comida podrida que se sirve en nuestras cárceles?

¿Les han negado a los presos enfermos las medicinas que necesitan para seguir viviendo?

Por eso, yo les pediría que antes de asegurar que se trata de una campaña mediática contra el Gobierno cubano, les preguntasen la verdad a quienes han sufrido las palizas diarias, defendiendo desde el desamparo más absoluto sus ideales políticos de una forma pacífica y abnegada.

¿La meta de la reconciliación sería posible en Cuba?

Es importante que Dios se apiade de Cuba y que la transición se realice sin demora y sin derramamiento de sangre. Si muero mañana, mi último deseo seguirá siendo que los cubanos consigan el perdón y la reconciliación de todos para pasar de una vez esta página negra de nuestra historia.

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