jueves, 22 de abril de 2010

Auxilio al Suicidio

Laritza Diversent

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - La dirigencia histórica, seguida por el eco del periódico Granma y el resto de los medios de comunicación, repite que no aceptará presiones ni chantajes, refiriéndose a la huelga de hambre que desde hace 58 días mantiene el disidente Guillermo Fariñas, tras la muerte del preso político Orlando Zapata Tamayo.

Alegan la existencia de principios que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha iniciado voluntariamente una huelga de hambre. ¿Serán esos principios más fuertes que la obligación de hacer, impuesta por la legislación penal vigente? ¿Sabrán nuestros gobernantes que la inacción médica puede ser interpretada como la comisión de un delito contra la vida y la integridad corporal?

El artículo 266 del Código Penal sanciona con privación de libertad al que “preste auxilio para que otro se suicide” (delito de auxilio al suicidio). ¿No brindar asistencia médica a una persona que se ha colocado voluntariamente en una situación suicida, como lo es una huelga de hambre (Orlando Zapata), no es ayudarlo a lograr su fin? No podrán obligarlo a ingerir alimentos por vía oral, pero si pueden suministrárselos por la parenteral, como sucede ahora con Guillermo Fariñas.

La responsabilidad exigida por la legislación penal a los médicos y a la dirección del país, está bien definida. El artículo 277 del mismo cuerpo legal sanciona al que no socorra o preste el auxilio debido a una persona expuesta a un peligro que amenace su vida, su integridad corporal o su salud, sin que ello implique un riesgo para su persona (delito de abandono a desvalidos).

La sanción se agrava, si el hecho se comete por quien tiene el deber de socorrer a la victima por razón de su cargo o profesión. Los médicos cubanos tienen la obligación legal de hacer todo lo que esté a su alcance por salvar una vida. Los dirigentes históricos, la de garantizar la integridad corporal de sus gobernados.

Estamos acostumbrados a que el gobierno cubano no ceda ni un ápice en sus políticas. También a que reine la impunidad. No estoy autorizada a dar nombres, pero conozco casos de pacientes con enfermedades terminales, que han sido mandados por sus doctores a morir a sus casas, sin la atención y supervisión médica debida. En Cuba no está legalizada la eutanasia.

No obstante, los médicos cubanos, y todos los que actúan siguiendo las órdenes de sus superiores, deben recibir un mensaje de advertencia. La obediencia debida no exime de responsabilidad penal, cuando la orden es ilegal. Hoy hay impunidad, pero en Cuba es inevitable un mañana distinto.

De ahora en adelante, cualquier cosa puede suceder. Guillermo Fariñas podrá lograr sus objetivos o morir en el intento. Esperemos que las autoridades cubanas sepan evitar las consecuencias. En sus manos está la posibilidad de salvar su responsabilidad, o agravarla.

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