domingo, 17 de enero de 2010

Visita de músicos cubanos provoca discordia

Una valla en la Calle 7 del SW y la  I-95 anuncia la presentación del grupo musical los Van Van en el James knight Center, el domingo 31 de enero.
Una valla en la Calle 7 del SW y la I-95 anuncia la presentación del grupo musical los Van Van en el James knight Center, el domingo 31 de enero.
Roberto Koltun / El Nuevo Herald

jtamayo@elnuevoherald.com

El regreso a Miami de músicos cubanos como Los Van Van y Omara Portuondo está reviviendo las apasionadas polémicas que caracterizaron sus primeras visitas a fines de los años 90.

¿Es correcto que se presenten en una ciudad donde muchos de sus habitantes han sido duramente afectados por el régimen cubano? ¿Tienen verdaderos beneficios esas visitas? ¿Y reciben dinero los músicos o su gobierno por las giras en Estados Unidos?

Esas preguntas no solían hacerse durante el gobierno de George W. Bush, que en gran medida bloqueaba esas visitas. Pero ahora el presidente Barack Obama parece estar aliviando las restricciones y en este momento hay por lo menos ocho grupos musicales cubanos con autorización para hacer giras en Estados Unidos.

La interrogante clave aquí es el dinero.

En general, las normas estadounidenses prohíben cualquier pago al gobierno cubano o a sus agencias y limita los gastos de viaje y una cantidad "razonable'' diaria para alimentos a entre $30 y $100.

Los músicos que traen artículos de la isla, como sus discos compactos, también pueden quedarse con el dinero de su venta en los conciertos, dijo Pamela Falk, profesora de Derecho en el Hunter College, en Nueva York, especializada en asuntos comerciales cubanos.

Pero esos son sólo los ingresos legales.

El verdadero dinero para muchos músicos proviene de los pagos extraoficiales que reciben, dijeron el saxofonista exiliado Paquito D'Rivera e Ileana Mateu, ex esposa y antigua representante de Chucho Valdés, la gran figura del jazz cubano.

"Sucede constantemente, dinero que se paga en efectivo y que se envía a bancos en Europa'', declaró D'Rivera a El Nuevo Herald.

Una breve presentación en un club de jazz de California en el 2002 le generó a Valdés $9,000 en efectivo, dijo Mateu. También recibió efectivo de varias colaboraciones no declaradas con músicos estadounidenses.

"Tenía un cinturón de efectivo lleno'', dijo Mateu, que se casó con Valdés en el 2002 y se divorció en el 2005. "El toca aquí sólo ‘por el dinero para alimentos' pero luego regresa a Cuba y se compra un Audi. ¿Cómo puede hacerlo?"

El Nuevo Herald no pudo contactar a Valdés para que comentara al respecto.

Mateu dijo que conoce también de dinero depositado en las cuentas bancarias suizas de otros músicos y de pagos en efectivo a otros grupos por funciones no aprobadas en sus itinerarios oficiales, como presentaciones en ceremonias de santería. En una de estas presentaciones un grupo recibió $3,000.

Cuando los músicos regresan a la isla no tiene que reportar al gobierno sus ganancias en efectivo, añadió. Pero las agencias que los representan --controladas por el gobierno-- se quedan con un 25 por ciento del dinero para alimentos.

Hugo Cancio, empresario musical y presidente de Fuego Entertainment, de Miami, que ha organizado las giras de muchos músicos cubanos en Estados Unidos, dijo que no conocía de esos pagos ilegales.

"Puede que existan, pero nunca lo he visto. He manejado a cientos de ellos pero no he visto que hayan sorprendido en eso a ninguno. El riesgo es demasiado alto'', dijo.

Añadió que, después de las giras, los organizadores no tienen que presentar ninguna cuenta de sus ingresos, gastos o ganancias ni a La Habana ni a la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro en Washington, que hace cumplir las sanciones a Cuba.

¿Por qué entonces grupos como Los Van Van, que pueden ganar hasta $25,000 por una presentación en Europa, aceptan tocar en Estados Unidos sólo por dinero para la comida?

La razón, dijo Cancio, es que saben que las presentaciones aumentan las ventas de sus discos en el mundo entero, lo cual les permite cobrar más cuando viajen a otros países y contribuyen a "crearse un mercado en Estados Unidos cuando Washington les permita cobrar''.

"Además, ¿quién en Cuba no quiere venir a Estados Unidos?", añadió. "Pueden ver a sus primos y amigos aquí, van Brandsmart y comprar todo tipo de cosas para llevarse a Cuba''.

Pero los críticos de las visitas dicen que los músicos cubanos también traen un fuerte mensaje político procastrista, mientras La Habana encarcela a los disidentes y organiza turbas para que intimiden a grupos como las Damas de Blanco y al esposo de la popular bloguera Yoani Sánchez.

Portuondo pidió el fin del embargo estadounidense contra Cuba tras ganar el Grammy Latino en Las Vegas en noviembre. Y Juan Formell, director de Los Van Van, es un antiguo y ardiente defensor del régimen comunista.

Mientras tanto, Cuba prohíbe la música de exiliados como Willy Chirino y Celia Cruz en sus estaciones de radio y televisión, e impide a muchos de los los músicos que critican al gobierno tocar en su propio país o en el exterior.

Alberto González, portavoz de la misión diplomática cubana en Washington, dijo que las giras de los músicos por Estados Unidos "han permitido a los norteamericanos aprender el valor de la cultura cubana que, de una forma u otra, ha sido vetada aquí''.

En cuanto a no permitir a los músicos exiliados tocar en Cuba, González añadió: "Lo que nosotros no aceptamos es que artistas específicos vayan a Cuba a hacer provocaciones''.

"¿Provocaciones? Yo diría que la provocación es presentar a estos grupos en una ciudad llena de gente que ha escapado de la dictadura'', dijo D'Rivera.

Una valla y varios anuncios de televisión que publicitan la presentación de Los Van Van en Miami ya han provocado fuertes denuncias en las estaciones de radio en español.

La forma en que Washington y La Habana manejan las giras es también una muestra de que tienen un ángulo evidentemente político.

El proceso empieza con una "carta de invitación'' por el organizador de la gira en Estados Unidos, con las fechas y lugares donde van a tocar, el nombre de los músicos, el dinero de la comida y el seguro médico y de vida durante su estancia en el país, dijo un veterano de varias giras cubanas.

Una copia es para los funcionarios de Inmigración de Estados Unidos, que solicitan el permiso de trabajo I-29, el mismo que se otorga a cualquier artista extranjero que actúe en el país, dijo el experto, que pidió no ser identificado por lo delicado del tema. Si se aprueba la solicitud, se notifica a las autoridades consulares estadounidenses en Cuba para que expidan las visas.

Una segunda copia va a la agencia cubana de talento que representa a los músicos, que presenta la propuesta al Ministerio de Relaciones Exteriores para su "aprobación política'', dijo el experto. La aprobación final viene del Ministerio de Cultura.

Añadió que los músicos no firman contratos porque la carta explica los términos de la gira y en cualquier caso ninguna de las dos partes tendría recurso legal en una disputa. Los pocos casos conocidos de rechazo se han basado fundamentalmente en la situación financiera de los organizadores en Estados Unidos.

La pregunta más difícil de contestar posiblemente sea si las giras en realidad benefician de alguna manera a Estados Unidos.

Richard Nuccio, que durante la administración de Bill Clinton manejó el tema de las visitas cuando comenzaron a autorizarse en 1992, insiste en que sí.

"Escuchamos las quejas de que los artistas están controlados por el gobierno cubano, algo muy cierto'' dijo Nuccio. "Escuchamos que el gobierno cubano los usa para obtener dinero, lo que también es cierto''.

"Pero nosotros juzgamos que los beneficios de estos contactos superan los costos porque cuando ellos [los cubanos] vienen e interactúan con los estadounidenses, pueden aprender algunas cosas de nosotros y nosotros podemos aprender algunas cosas de ellos'', dijo Nuccio, que ahora trabaja en un centro cívico sin fines de lucro en California.

Agregó que cuando funcionarios de la administración de Clinton hablaron con sus contrapartes en Europa --casi todos críticos del embargo-- al menos podían alegar que estaban tratando de mejorar las relaciones con La Habana.

Pero Nuccio reconoció que durante la administración de Clinton Cuba nunca les abrió las puertas a visitas de grupos culturales estadounidenses.

"Estábamos reafirmando los valores de la democracia y la libre expresión, pero no hubo reciprocidad'', comentó.

Algunos artistas estadounidenses visitaron la isla por su cuenta. "Pero a ningún músico estadounidense se le permitía tener el patrocinio de Estados Unidos'', dijo un ex diplomático que estuvo destacado en La Habana en los años 90 y que pidió no ser identificado por lo delicado de su empleo en este momento.

La administración de Obama no ha propuesto ninguna visita cultural oficial de Estados Unidos a Cuba, pero "eso puede ocurrir en el futuro'', dijo un funcionario del Departamento de Estado que pidió no ser identificado debido a las normas del Departamento.

"Es como un dúo con una sola voz, ¿no?", dijo D'Rivera.

Omer Pardillo Cid, vicepresidente de Eventus Entertainment, añadió: "Podremos hablar de un cultural exchange cuando la música de Celia Cruz, Gloria Estefan y Willy Chirino se escuche en la radio cubana''.

Ken Goodman, codirector del Programa de Etica de la Universidad de Miami, dijo que está a favor de que los músicos cubanos tengan conciertos en Miami.

"No se está respaldando a un gobierno cuando se escucha a músicos de un país que está regido por ese gobierno'', dijo Goodman. "Y mi derecho a escuchar esa música es mucho mayor que cualquier argumento en su contra. Las consideraciones de democracia hacen polvo ese argumento''.

Diego Suárez, del Consejo por la Libertad de Cuba, no concuerda.

"Es una vergüenza'' dijo, "que en este lugar donde hay tantos cubanos que han sufrido esa tiranía, ejecuciones, gente encarcelada, se les autorice a venir''.

De todos modos, se espera que la ronda de actuaciones de músicos cubanos en Miami cause menos alboroto que en los años 90 debido al creciente número de cubanos que crecieron escuchando a grupos como los Van Van y que les gusta su música, no importa cuál sea su posición política.

Cuando la Charanga Habanera estuvo en Miami el mes pasado, actuaron en el programa de televisión Pellízcame que estoy soñando, presentado por Carlos Otero, uno de los presentadores más populares de Cuba hasta que desertó en el 2007.

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