sábado, 9 de enero de 2010

Aterrizaje forzoso

estudiantes

Por Miriam Celaya

El pasado 15 de diciembre, cayendo la tarde, la escuela secundaria básica “José Martí”, sita en San Lázaro y Belascoaín, en pleno municipio Centro Habana, fue escenario de un singular minidrama: una reunión convocada por la dirección del plantel para imponer a los padres de una sorprendente información: debían desestimular a sus hijos a continuar estudios. Parecería un disparatado infundio de esta blogger que en una escuela se incite a no estudiar si se tratase de un hecho aislado, pero resulta –ni más ni menos- una “orientación superior”; de esas que, sin previo aviso, cual si se tratase de los mismísimos rayos de Zeus desde el Olimpo, caen sobre los simples mortales sin que éstos puedan hacer nada para evitarlos o para superar sus efectos. Poco a poco ha trascendido en el cotilleo popular que la misma convocatoria e idénticas “orientaciones” han recibido todos los padres de estudiantes de enseñanza secundaria, que con un lenguaje más moderado en algunos casos, quizás en aras de una recomendable prudencia, han sido informados de lo mismo.
“No es el momento de soñar, ni se puede pensar en estudiar” -dice Rolando Edgar, director de la citada secundaria “José Martí”- “Raúl (Castro) y el país necesitan constructores y trabajadores agrícolas, torneros, soldadores, gente de oficios. Hay que aterrizar, hay que bajar de las nubes y poner los pies en la tierra”. Así pues, los padres deben darse a la tarea de desmentirse a sí mismos: si hasta ahora han estimulado a sus hijos para que se esfuercen en los estudios, para que se especialicen y cursen carreras universitarias porque era lo más adecuado, este es el momento de demostrarles lo contrario: lo mejor es no estudiar. Todo un ejercicio de jesuitas. Según cifras difundidas, solo entre un 30 ó un 40% de los estudiantes de secundaria pasarán a ser matrícula de los preuniversitarios, para después aspirar a las opciones de estudios superiores que les ofrezca la dirección de la revolución. Talento, inteligencia y vocación son rezagos burgueses que urge desterrar de nuestras conciencias,… y solo de las nuestras, que “los hijos de papá” siempre son otra cosa.
No es que los padres hayan callado su inconformidad, solo que las respuestas del inefable Rolando Edgar fueron casi más pasmosas que las propias disposiciones que informó. Ante la protesta de un padre que comentó la posibilidad de un aumento de la corrupción toda vez que habría quienes podrían comprar las plazas de preuniversitario para sus hijos, el director de la escuela respondió tranquilamente que “el que tenga 100 dólares para resolver no tiene que asistir a la reunión de padres”. El auditorio quedó perplejo.
Y en medio de todo, como un verdadero monumento al absurdo, se mantienen los programas de “Municipalización Universitaria”, en virtud de los cuales cualquier analfabeto funcional obtiene un título de graduado en estudios superiores; se siguen transmitiendo por TV los programas de “Universidad para todos”, que casi nadie ve; existe la “Universidad del Adulto Mayor” para demostrar la preocupación oficial por los más decrépitos y se exige un título de bachiller tanto para vender aspirinas en una farmacia como para acceder a una plaza de dependiente de una tienda recaudadora de divisas…
Una célebre y antigua frase del ex presidente, el Invicto Comandante, decía literalmente que “el futuro de Cuba sería el de un país de hombres de ciencias”. ¡Pensar que hubo quienes lo creyeron! … Al menos hasta ahora.
Ilustración: Fotografía de Orlando Luis

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