sábado, 21 de noviembre de 2009

Hay que dejar de poner la otra mejilla






Reinaldo Escobar ha sido golpeado en La Habana por una turba de facinerosos. Pin pon fuera. Esta calle es. Pa´ lo que sea. Conga. Cornetas. Rumba. Gente arrollando. Es la banda sonora de una obra barata. La teatralidad castrista mostrando su fuerza decadente. Una puesta en escena que sería torpe e insignificante, de no ser por la violencia en la forma y el contenido.

La violencia del estado manifiesta a través de la bravuconada y el pandillerismo. Ejercida de forma brutal contra un hombre pacífico, aislado e indefenso. Gritería. Puñetazos. Tumulto. Ofensas. Complicidad. Escupitajos. Cooperación. Empujones. Secuestro expreso. Liberación sin poder reclamar recompensa.

Son varias las lecturas de este ominoso suceso, que sólo viene a demostrar que el régimen dictatorial e ilegítimo de La Habana está temblando de miedo, porque se siente cada vez más acorralado. Señalemos algunas:

. La fuerza que está tomando la gente joven en el movimiento opositor- aunque Reinaldo no sea un jovenzuelo ni mucho menos, sí lo son su esposa Yoani y los blogueros que se solidarizan con él-, que tradicionalmente tuvo poca participación de la juventud cubana.

. La dictadura militar que desgobierna el país no sabe cómo lidiar con las nuevas formas de oposición, que van desde los blogs hasta los movimientos artísticos alternativos, encabezados por el hip hop y las distintas tendencias de la música urbana.

. La dictadura utiliza viejos mecanismos de represión estalinista y fascista- hordas amorales, incitadas a convertirse en victimarios, a cambio de mínimas prebendas que ni siquiera alcanzan para comprar la libra de chícharos a 3.50-, contra nuevas tácticas de la oposición, como reflejo de la inevitable confrontación entre un estado autocrático canceroso y una sociedad civil desorganizada pero vital.

. La lucha de los pueblos por la libertad y la democracia en regímenes totalitarios, nunca es un fenómeno de masas. Todo lo contrario. Siempre pasa por la dignidad y el decoro de unos pocos, que cargan sobre sus hombros el decoro de todo un pueblo (nunca Martí ha sido tan ad hoc), para, como dice Yoani, empujar el muro, centímetro a centímetro, de uno en uno, hasta derribarlo. Las masas sólo se incorporarán cuando el triunfo sea inevitable.

Pin. Calle. Sea. Con. Cor. Rum. Gen. Arro. La banda sonora se está apagando. Y el mundo ha sido testigo de cómo un hombre enfrentó al pandillerismo de estado y lo venció. Y es que, con la turba golpeando a Reinaldo, se ha iniciado el proceso de unificación de la oposición en Cuba, sin que los propios opositores y el régimen se den cuenta. Se ha dado, de manera espontánea, la fundación del primer gran foro cívico por la democracia en Cuba: allí, junto a un hombre sesentón, había una jovencísima bloguera, un sacerdote protestante, una dama de blanco, un bloguero fotógrafo y algunos otros, que evitaron que la golpiza fuera más brutal.

Pasado el secuestro, la casa de Yoani Sánchez y Reinaldo Escobar estaba repleta de amigos de todas las edades y tendencias. Allí estaba el padre Conrado- el cura con más verocos de los últimos años. Pidió: “Perdónalos”. Sin embargo, parece que comienza a ser hora de que el cubano deje de poner la otra mejilla. Es el momento de que Yoani Sánchez desfile por las calles de La Habana junto a Martha Beatriz, Vladimiro Roca, Elizardo Sánchez, Los Aldeanos, Silvito “El Libre”, Pedro Luis Ferrer, Antúnez, Payá, Las Damas de Blanco… Es hora de nuestra revolución de terciopelo, aunque no tengamos a Vlacav Havel ni a Martin Smid, porque no podemos esperar a que la dictadura empiece a asesinar a los Jan Palach en las calles.

No hay comentarios: